Mensaje de la Presidenta Isabel Larson

Estimados compañeros y amigos,

En primer lugar, mi profundo agradecimiento a todos los que votaron por mí como Presidente de la Asociación de Jubilados. A aquellos que no lo hicieron, quiero asegurarles que haré todo lo posible para obtener su confianza, y que lo haré defendiendo sus intereses con igual tenacidad y energía, tarea en la que no dudo me acompañará el nuevo Directorio. En segundo lugar, un enorme reconocimiento a mi ilustre predecesor, David Atkinson, y a los Directores salientes, todos quienes durante muchos años condujeron con tanta dedicación los destinos de nuestra Asociación.

Las labores del nuevo Directorio no serán fáciles en vista del impacto adverso de algunas de las resoluciones recientemente adoptadas por la Administración del Banco, especialmente en lo que respecta al seguro de salud. Mucho me preocupa que no se nos da más participación explícita en la información de lo que nos atañe directamente, sumado a lo cual los efectos que la pandemia seguramente tendrá en la atención médica, y en los costos del programa.

En la abrumadora mayoría de nuestros países miembros las autoridades buscan, con razón, la unidad de los pueblos, la solidaridad social, y la colaboración de la ciudadanía para sobrellevar las trágicas repercusiones de la pandemia. Esos mismos sentimientos deben ser los que motiven a todos los integrantes de nuestra Asociación, para lo cual considero que es indispensable mantenerlos siempre y lo más ampliamente informados de cómo el Directorio y yo estamos actuando. Me comprometo solemnemente que así será.

El desafío que tenemos por delante es tremendo. Debemos promover la solución de problemas en todos los países miembros, sin excepción, conscientes de que, aunque de naturaleza similar, afectan de forma diferente, pero no menos crucial, según el país. No será fácil encontrar solución a todas las dificultades, ya que en ciertos casos las alternativas son limitadas. No obstante, no dejaremos de volcar todos nuestros esfuerzos en ese sentido.

Me propongo recabar la mayor información posible sobre las inquietudes de los compañeros, para lo cual quiero organizar reuniones personales que permitan tener el contacto personal indispensable para comprender y buscar resultados satisfactorios para los temas fundamentales de nuestro retiro.

La tarea no culmina con la elección de nuevos representantes; apenas comienza. Les ruego encarecidamente que nos hagan llegar sus preocupaciones, sobre todos respecto a los temas que más los atañen, para que así podamos cumplir con nuestro cometido. Sin seguimiento se arriesga reflejar falta de interés.

Mi presidencia de la Asociación comienza al fin del mandato del Presidente del Banco, Luis Alberto Moreno, a quien aprovecho en nombre de todos nosotros, y en el mío propio, para desearle el mayor de los éxitos en sus nuevas actividades. Desde ya esperamos de aquí a poco darle la bienvenida como el más flamante asociado. Nuestro querido BID dentro de menos de un año tendrá nuevo Presidente y nuevo Vicepresidente Ejecutivo. De la misma manera en que mis predecesores apoyaron a Felipe, a Don Antonio, a Enrique, y a Moreno, vamos a apoyar a la nueva cúpula del Banco, y durante el período de transición nos prepararemos para entablar las mejores relaciones posibles con la nueva Administración, para asegurar la estabilidad de nuestros beneficios, y de nuestros derechos adquiridos.

Seguiremos manteniéndonos en contacto de manera virtual, y compartiendo información de todo tipo, especialmente en lo que respecta a la pandemia, a través de la página Web de la Asociación. Aprovecho para agradecer y felicitar a todos aquellos que con inmenso espíritu de solidaridad y gran sentido del humor comparten sus mejores deseos, noticias, música, y un sinnúmero de historias para mantener nuestro ánimo, tanto en la página de FB recientemente inaugurada, como en otras redes sociales.

Termino con un cliché, recordando antes que los clichés, solamente por ser clichés, no necesariamente dejan de ser ciertos. Así que por favor cuídense mucho, quédense en sus casas, y ¡lávense las manos!

Con el cariño y afecto de siempre,

Isabel